Este lugar pretende ser un caótico baúl sumergido en el océano del secreto. Una bitácora donde se encuentren todos los temas estremecedores del corazón humano. Esas sensaciones perturbadoras de vulnerabilidad ante lo desconocido, ya provenga del mundo invisible, los vacíos cósmicos, o los abismos de deseos prohibidos ocultos, cuyas hebras se tejen en nuestra propia alma. Desde que experimentó por primera vez esas sensaciones, el hombre ha intentado plasmarlas de forma artística para poder conjurarlas y salvarse de su propio miedo. Lo que vas a encontrar al abrir la tapa no es para todos los gustos, por eso se guarda en un arcón de la mente. Por lo tanto... Pasad libremente, y por vuestro propio pie... Tomad asiento y disfrutad de una poética del horror.

viernes, 20 de enero de 2012

El negocio familiar




    Cómo te puede cambiar la vida en un instante.

    Siempre pasan cosas así en el turno de noche: gente con botellas en el culo, con muñecas Barbie en el culo, con perros en el culo. Un día llegó un viejo que se había caído accidentalmente sobre un bote de gel de ducha, de esos que vienen con una oferta del veinte por cierto extra. Lo trajo su mujer del brazo. He dejado a mi relevo dos fulanas rajándose en la sala de espera. A una de ellas habrá que coserle la herida de la cara, otra vez. Malditas zorras. Pero claro, esto no lo puede decir un residente. Menos aun cuando sólo quedan unos meses para terminar.

jueves, 19 de enero de 2012

El Rey de Amarillo





Quiero confesar que soy una mala persona. Soy el Rey de Amarillo.
Soy tu envidia, tu pecado de lujuria insana que no permitiría un Dios
Por muy indecente que fuera en sus premisas de libertad. Soy tú. Tu
Rezumante y afilada parte humana que hace abandonar al enfermo,
Reírse del vestido de la vecina que perdió la visión o espiar el escote
De las mujeres y plegarlas a tu voluntad y a tu amargo semen extendido
Por todos los rincones de su dignidad. Soy el Rey de Amarillo. Quiero
Confesar a todos que soy una mala persona que no ha cuidado jamás
Su cuerpo y ha exigido a los demás que lo hicieran. He recelado hasta
De mi propio éxito. He mentido. Soy el Rey de Amarillo y quiero más:
Probar  el tacto de una espada hundida hasta el puño en una tripa, usar
Diez veces más papel higiénico del necesario y abandonar la comida
En cualquier mesa procurando que quede todo lo más sucio posible.
Quiero conducir a doscientos por una vía urbana y no llegar antes.
Quiero todo lo que pueda exprimir de este mundo, apretarlo contra
Mi culo manchado y que absorba como una esponja. Mear sobre
el rostro sollozante de la hipocresía de los que se dicen malditos.
Soy el corazón roto, el filo del cuchillo, la sangre y el rencor
Almacenados en un tarro de kéfir en el fondo de la nevera. Quiero
Confesar que soy una mala persona aunque intento superarme.
Soy el Rey de Amarillo. Soy tu humanidad y he venido a quedarme.

De La Letra Perdida, por Fernando López Guisado. Ed. Vitruvio. 2012.